Ideas para el proyecto de la Tercera República

"La vida de un republicano vale más que todos los conventos de España". Azaña

Otro año más seguimos luchando por la Tercera República, es decir, por la ruptura democrática. Y para ello debemos poner en relieve la obvia contradicción entre monarquía y democracia. Si hacemos un estudio exhaustivo de este antagonismo, descubriremos una contradicción de fondo entre el derecho feudal a la herencia, como principal reproductor de desigualdades, y la justicia social. Pero ese es un debate más amplio.

Hay 3 cuestiones insoslayables en la lucha por la ruptura democrática:

1) La memoria histórica de la 2ª república y de los que la defendieron.
2) Dar oxígeno teórico al pensamiento y valores republicanos, que en este Estado, a diferencia de otros, tienen mucho que ver con los principios socialistas.
3) Lo más importante. La construcción del proyecto de la Tercera República federal y multicultural llevado hasta sus últimas consecuencias.

¿En que consiste un proyecto republicano: federal y multicultural llevado hasta sus últimas consecuencias?

Las tres principales dimensiones de este proyecto son: (1) la cultural, (2) la política y (3) la identitaria.

1) Cultural-superestructura. Es un proyecto anti-nacionalcatolicismo.

El nacionalcatolicismo es un conglomerado de ideas integristas, tradiciones patriarcales e intereses reaccionarios de naturaleza imperialista y fascista. Entre sus méritos estan las limpiezas étnicas de los Reyes Católicos, imponer una identidad uniforme españolista y mantener a un pueblo durante 500 años explotado, oprimido e inmerso en una cultura cateta.

El anti-nacionalcatolicismo consiste en la destrucción definitiva del proyecto histórico monárquico-catolicista de la nación española. Este proyecto siempre ha sido enemigo de los intereses del pueblo. En su origen, este proyecto lo representaba la monarquía absolutista (Imperio español). En el siglo XIX, mientras las revoluciones burguesas-republicanas triunfaban en toda Europa con el auge del capitalismo industrial, aquí, en el Estado Español, la Corona se convirtió en el mediador privilegiado de los intereses de la aristocracia y los intereses de la débil pero creciente burguesía española. El sostenimiento por parte de la Corona de las estrechas estructuras feudales hizo que la burguesía española fuera débil y vasalla de la monarquía. Es por ello, que en el Estado Español, el republicanismo no fue un pensamiento netamente burgués. El republicanismo se convirtió en una ilusión y un proyecto de justicia social para la clase obrera.

Tras la experiencia de la Segunda República, la burguesía colaboró e impulsó activamente con el fascismo español. (Los liberales no son nuestros enemigos -Franco). Pese a los ideales anti-burgueses del nacinalsocialismo de la falange, Franco, en una demostración de lealtad a la burguesía, devolvió los latifundios expropiados por los republicanos. Ya en la década de los 70 y 80 los intereses de la burguesía española miraban hacia la modernidad del capitalismo europeo; ya no le interesaba el fascismo. La democracia liberal y el mercado común europeo eran las esperanzas de la burguesía para subir la tasa de ganancia y anestesiar la lucha de clases. La historia ha demostrado que la burguesía utiliza el fascismo cuando ve peligrar su monopolio en la propiedad de los medios de producción.

En la Transición, la burguesía se consolidó como clase dominante al estilo del resto de democracias liberales. La burguesía organizó la transición española, siempre bajo la supervisión de Washington.

La constitución de 1978 fue:

-"Un estatuto de concesiones", como dice el Juez Navarro, del franquismo tardío (oligarquía militar y Opus Dei) al movimiento obrero ("Estado de bienestar", derechos laborales,...) y al movimiento nacionalista interclasista vasco y catalán (Estado de las autonomías). La ruptura democrática (república) no la aceptaba el franquismo tardío y la burguesía porque "para algo se había ganado una guerra al "comunismo". La burguesía encontró dos ejes determinantes para establecer una pretendida paz social y militar: la monarquía constitucional y en el pacto de silencio (la negación: de la memoria histórica y de la depuración de responsabilidades). La debilidad humana provocada por el largo exilio y las torturas a los militantes y dirigentes del PCE, el oportunismo de algunos por el ansia de poder y el miedo a un nuevo golpe fascista de Estado, son 3 factores determinantes para entender la decisión de aceptar la monarquía constitucional por parte del PCE.
-Fue también una reforma para oxigenar las estructuras de poder y profundizar en el libre mercado (privatizaciones y flexibilización de los factores productivos) y así, poder entrar como miembro de la Comunidad Económica Europea. A mediados de los 80, en un contexto inicial de la actual aceleración de la globalización capitalista, comenzaron a vislumbrase nítidamente éstas reformas estructurales con las políticas económicas neoliberales de los gobiernos del PSOE.

Actualmente el nacionalcatolicismo está presente en el estamento militar y en su cabeza visible: el rey, un sector importante del Partido Popular y en una gran parte del poder económico, mediatico y eclesiástico representada por el Opus Dei. Esta organización de nostálgicos del franquismo tiene también una amplia y oscura red de poder en Latinoamérica (controla partidos políticos, editoriales, empresas, ong's como Mensajeros del la Paz,..). (Mas información: http://www.iespana.es/grads/opusdei.html)

2) Dimensión política-estructural. Es un proyecto para la división definitiva de Iglesia-Estado y la vertebración territorial del Estado Español.

Para la eliminación del nacionalcatolicismo se hace imprescindible una transformación tan radical como democrática de las estructuras del Estado, y sobretodo, del estamento militar que sigue siendo un nido de fascistas. Un ejemplo de reforma militar se produjo durante la Segunda República: Azaña logró apretar los cinturones de la oligarquía militar. Las consecuencias las sabemos todos. La experiencia histórica nos enseña que es imposible reformar radicalmente al estamento militar sin el apoyo de un pueblo unido y organizado.

"España ha dejado de ser católica". Con esta frase Azaña anunciaba que el Estado Español y la Iglesia quedaban estrictamente divididos. La iglesia perdió muchos de los privilegios tradicionales que había gozado durante siglos. Los republicanos eran conscientes que la iglesia, como vanguardia de la superestructura, era el opio del pueblo. Hoy en día tras 72 años no se puede decir lo mismo. Actualmente a través del concordato y el IRPF, el Estado subvenciona con cientos de millones de euros a la Iglesia. No sólo es esto escandaloso, sino que la asignatura de religión católica en la enseñanza supone una regresión importante, y en definitiva, "un crimen" para la educación de los niños. Historia de las religiones, SI; catequesis subvencionadas por el Estado, NO.

Julián Casanova, historiador dice: "Murió el Caudillo, desapareció la dictadura y la nueva democracia le dio a la Iglesia un exquisito trato. El acuerdo entre la Santa Sede y el Estado español de 3 de enero de 1979 preveía el tránsito progresivo de esa dependencia del apoyo estatal a un nuevo sistema de asignación tributaria en el que los contribuyentes deciden voluntariamente si un pequeño porcentaje de su IRPF va a parar o no a las cuentas bancarias de la Iglesia. Más de veinte años después, sin embargo, ese tránsito no se ha consumado y la Iglesia necesita un 'complemento' presupuestario con el que el Estado le echa una manita a su insuficiente asignación tributaria". Actualmente según una noticia aparecida en El País el 28 de septiembre de 2002: "Prórroga, pagos a cuenta y elevación a definitivas de las cantidades entregadas de más en 2002. La Iglesia católica ya conoce cuántos millones va a recibir en 2003 a cuenta de la Ley de Presupuestos Generales del Estado para el pago de los sueldos de prelados y sacerdotes. Serán 11.331.353 euros mensuales (135,97 millones en el año), a cuenta de lo que la Iglesia ingrese a través del IRPF de sus fieles. Como esa recaudación es siempre muy inferior a lo recibido del Estado, la ley también eleva a definitivas las cantidades entregadas a cuenta este año. La prórroga de este sistema tendrá vigencia hasta 2005". O es Estado es estrictamente laico o el Estado no es democrático.

En lo que se refiere a la vertebración territorial y a la convivencia de las diversas identidades culturales del Estado Español, desde IU y Ezker Batua se apuesta por el "federalismo de libre adhesión". Siendo realista, esta propuesta no es viable bajo una monarquía que nunca renunciará a la unidad territorial. Históricamente el republicanismo español y el federalismo han ido a la par. Ya en la Primera República (1873) se presentó un proyecto de constitución federal; su firme impulsor fue Pi i Maragall. Incluso antes de la Primera República, en 1854, Marx y Engels hacen referencia a un "Proyecto de Constitución de la República Federal Ibérica" en sus escritos sobre la Revolución en España.
El federalismo de libre adhesión se basa en la creación de un Estado federal, plurinacional, democrático y solidario y reivindica el derecho de autodeterminación de todos los pueblos, al tiempo que apuesta por la profundización democrática, el carácter plurilingüístico y pluricultural del Estado y la solidaridad interterritorial.

El federalismo de libre adhesión es una necesidad en dos planos:

-En el plano de la gestión, porque la hace más eficiente. A más autogobierno federal, mayores posibilidades de justicia social. Todo lo que sea acercar el gobernante al gobernado, significará mayor conocimiento de las necesidades del pueblo, mayor participación ciudadana y control democrático. Las administraciones centrales estarán encargadas de velar por el cumplimiento de la constitución federal y de canalizar la solidaridad entre Estados federales, para que no halla desigualdades económicas sustantivas según el territorio.
-En el plano político, el derecho a la soberanía de los pueblos del Estado Español es inalienable, y con él, el derecho a decidir sobre el marco político-económico-territorial. Remarco "económico" porque las burguesías nacionalistas sólo hablan de marco territorial porque es lo que le interesa y remarco "político" para que la forma de Estado tenga elección democrática y el jefe del Estado tenga control democrático.

La multiculturalidad no es la negación de la identidad como afirman muchos nacionalistas esencialistas (defensores del monopolio cultural-identitario). La lucha por la multiculturalidad debe ser la mezcla y, a la vez, la preservación de las culturas de los pueblos. La multiculturalidad es el internacionalismo llevado a la dimensión cultural.

3) La construcción de un nueva identidad española. Por una España de los pueblos, por una conciencia internacionalista del Pueblo Español

Para muchos esto no es nuevo. El movimiento histórico republicano siempre ha defendido las identidades culturales y las lingüísticas de los pueblos del Estado Español frente a la homogeneización españolista de la identidad nacionalcatólica que pretendía la limpieza cultural de lo no castellano. La identidad española para un republicano debe ser la suma de identidades de los pueblos del Estado Español. Para ello se requiere unos elementos imprescindibles:

a) El compromiso cívico para respetar y conocer, en la medida de nuestras posibilidades, las lenguas y culturas del Estado Español.


b) Una reforma revolucionaria educativa, que en el aspecto de la cuestión nacional aborde la multiculturalidad hasta las últimas consecuencias. Con intercambios culturales, estudios pormenorizados de las diferentes realidades culturales y con facilidades de estudio de lenguas ibéricas en cualquier ciudad del Estado Español, sobretodo, en colegios, institutos y universidades. La lengua no puede ser considerada un arma política para imponer o fracturar la convivencia.

Todo esto es necesario para crear el sentimiento y la identidad española republicana y para hacer nuestro lo que los nacionalistas excluyentes (españolistas o de otro signo) nos quitan. Esta es la primera fase, a mi juicio, imprescindible, para construir un marco constitucional donde todos el ciudadanos del Estado Español se pueda identificar con él, ese marco es: la España Republicana.

Soy consciente que para mantener la unidad del pueblo español y una estructura política a nivel estatal hace falta una identidad, un sentimiento pertenencia y/o unos intereses económicos. Los intereses económicos los hay. Sabiendo que el sentimiento de pertenencia es el efecto de la identidad (causa), la defensa de la identidad española republicana se hace imprescindible.

Una constitución federal de libre adhesión y una conciencia española-republicana, reduciría los argumentos racionales del nacionalismo independentista a cero (los argumentos sentimentales del nacionalismo sólo se pueden combatir con la experiencia multicultural, es decir, viajando). Esa nueva conciencia española debe asumir los principios internacionalistas y superar muchos errores y prejuicios que actualmente existen en la conciencia social:
a) Eliminación de los prejuicios y tópicos de índole política sobre el lugar de procedencia (anti-madrileños, anti-catalanes, anti-vascos,...)
b) La destrucción del perverso binomio castellano-español. Este binomio pertenece a la vieja identidad española nacionalcatolicista y excluye la diversidad cultural del Estado. Recomiendo la utilización del término lengua castellana en vez de lengua española.
c) Eliminar el lenguaje de dominación españolista en el que estamos socializados.

Conclusión

La dialéctica nos enseña que no existen pueblos, naciones ni Estado inmutables por naturaleza. No existe ninguna España, Euskal Herria o Venezuela como unidad indisoluble de destino en lo universal. Los comunistas siempre hemos defendido, desde el respeto a la soberanía, la alianza entre los pueblos. Y esa alianza significa la formación de pueblos de entidad superior (Pueblo Español, Pueblo Europeo, Pueblo Latinoamericano, Pueblo Chino, Pueblo Soviético,...) con carácter multiétnicos y multiculturales. Los pueblos que hayan tenido un pasado relativamente común (como los pueblos ibéricos) serán más factibles esas alianzas. Es cierto que algunas veces, los prejuicios étnicos, religiosos y los odios políticos hacen imposible proyectos de convivencia interétnicos e interculturales (como Israel-Palestina, etnias africanas,...). Pero este no es nuestro caso.

Estas son algunas ideas para el ilusionante proyecto internacionalista de ruptura democrática: la Tercera República Federal. Con él combatiremos las estrechas concepciones nacionalistas excluyentes y a la oligarquía financiera de este Estado. Ahora nuestro deber, y siempre desde la autocrítica, es, como dijo José Martí: "sembrar ideas, sembrar conciencia" para que el sueño de la República pueda ser una realidad y convertir al viejo y caduco Reino de España en una pesadilla del pasado.

CAMARADA CIENFUEGOS.............................comunistarecalcitrante@hotmail.com

 

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